5 Increíbles Vitaminas para Niños Desnutridos y que No Quieren Comer

Los niños también pueden sufrir carencias de micronutrientes.

Los hábitos alimentarios de los niños pueden ser a menudo unilaterales, ya que no les gustan muchas cosas o a menudo les gustan demasiado las cosas poco saludables.

Pero no son sólo los hábitos alimentarios los que pueden provocar una deficiencia.

Un estudio reveló que los niños y los adolescentes suelen padecer varias deficiencias.

El estado del zinc, el potasio, el selenio, el hierro, la vitamina D y el ácido fólico suele ser crítico.

Alimentación sana en los niños

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En general, una dieta saludable es de suma importancia para los niños.

A medida que crecen, los niños necesitan un buen suministro de todos los minerales, vitaminas y oligoelementos esenciales.

Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, la dieta de muchos niños suele ser demasiado unilateral y se producen carencias de micronutrientes.

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Estas son las vitaminas más importantes para los niños:

Deficiencia de zinc en los niños

El estado del zinc se controla con mayor frecuencia, especialmente en los ancianos, ya que se considera un nutriente esencial en la vejez.

Sin embargo, un estudio reveló que el 65% de los niños examinados tenían niveles bajos de zinc.

Un estado inadecuado de zinc puede conducir a una mayor susceptibilidad a las infecciones y a las deficiencias inmunitarias, así como a trastornos dermatológicos como el acné.

Además, los adolescentes pueden sufrir problemas de crecimiento y retraso en la maduración sexual.

El rendimiento del cerebro también puede verse afectado por niveles bajos de zinc.

Alimentos que contienen zinc: frutos secos, legumbres, quinoa, guisantes, alimentos integrales.

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Ácido fólico (vitamina B9)

Los suplementos de ácido fólico son esenciales, especialmente durante el embarazo.

Es importante para la producción de material genético y, por tanto, para el crecimiento y la proliferación de las células.

También es importante para la producción de glóbulos blancos y rojos y para el desarrollo del tejido nervioso.

Sin embargo, no sólo es importante asegurarse de que el nivel de ácido fólico es suficiente durante el embarazo.

Los niños, en particular, sufren una deficiencia de ácido fólico, que puede provocar muchos síntomas.

La carencia de ácido fólico puede provocar anemia en la sangre, que puede manifestarse, por ejemplo, en forma de fatiga.

Además, puede provocar problemas respiratorios, inflamación de las mucosas, enfermedades cardiovasculares, pérdida de apetito, mayor tendencia al sangrado, irritabilidad e incluso depresión.

Hierro

El hierro también es esencial para los niños, ya que desempeña un papel importante en el metabolismo del cerebro y mejora la función cognitiva.

El hierro favorece el transporte de oxígeno en el organismo.

Alimentos que contienen hierro: guisantes, lentejas y soja.

La absorción del hierro se ve favorecida por la vitamina C.

Calcio y magnesio

El calcio y el magnesio, en combinación, desempeñan un papel importante en el crecimiento, ya que son responsables de la salud de los huesos.

El magnesio se considera uno de los micronutrientes más importantes para los niños, ya que ayuda a reducir la fatiga y el agotamiento.

Alimentos que contienen calcio y magnesio: legumbres, avena, salvado de trigo, linaza, semillas de calabaza, col rizada, y chocolate negro.

Yodo

El yodo favorece la producción de hormonas tiroideas y, por tanto, contribuye al buen funcionamiento de la tiroides.

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También favorece la función cognitiva normal.

Alimentos que contienen yodo: algas marinas, algas nori, sal de grano, setas, brócoli, cacahuetes, espinacas y semillas de calabaza.

 

Vitamina D: la vitamina del sol

El nivel de vitamina D de la madre tiene una gran influencia en el sistema inmunitario del niño.

Durante el embarazo y la lactancia, la administración de suplementos de vitamina D es ya de gran importancia para el desarrollo del niño.

La carencia de vitamina D durante el embarazo se asocia a una serie de riesgos para la salud del bebé y del niño a corto y largo plazo.

Puede dar lugar a los típicos síntomas de carencia, como la alteración de la mineralización y el crecimiento de los huesos y el raquitismo.

Además, la carencia de vitamina D durante el embarazo aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunes en el niño, como la artritis reumatoide, la diabetes de tipo 1 y la esclerosis múltiple.

La vitamina D es especialmente importante para el desarrollo saludable del sistema nervioso y del cerebro.

Si la madre está desnutrida durante el embarazo, el niño y el adulto pueden tener un mayor riesgo de sufrir trastornos mentales como la esquizofrenia y el autismo.

El desarrollo saludable de las vías respiratorias del niño también se ve favorecido por la administración de suplementos de vitamina D durante el embarazo y el primer año de vida.

Reduce el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias como el asma o la fiebre del heno en la edad adulta.

 

La administración de suplementos de vitamina D es de suma importancia para los bebés prematuros, especialmente para los que tienen un peso inferior a 1.500 g al nacer.

Estos bebés tienen una mineralización ósea deficiente y corren el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias.

Estos bebés tienen una mineralización ósea insuficiente.

Se recomienda dar a los bebés prematuros entre 800 y 1000 UI de vitamina D al día.

Esto mejora tanto la absorción como la utilización del calcio.

Los bebés deben recibir 1000 UI de vitamina D al día durante el primer año de vida.

Sin embargo, es interesante observar que, después del primer año de vida, muchos padres dejan de dar suplementos.

¿Pero por qué? Porque incluso los niños pequeños deberían recibir vitamina D.

Especialmente en otoño e invierno deben recibir entre 400 y 1000 UI de vitamina D al día en forma de suplemento debido a la insuficiente exposición a la luz solar.

Muchas personas no saben que el cuerpo no puede producir vitamina D si se aplica un factor de protección solar superior a 15.

Además, sólo durante los meses de verano, de abril a septiembre, de 10 a 15 horas, la radiación UVA del sol es lo suficientemente fuerte para que el cuerpo produzca vitamina D.

La madre lactante debe ingerir de 4.000 a 6.000 UI de vitamina D al día para garantizar que el bebé reciba suficiente vitamina D de la leche materna.

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Vitamina B

Las vitaminas B desempeñan un papel importante en el desarrollo saludable del niño.

La vitamina B6, la vitamina B9 (ácido fólico) y la vitamina B12 reducen el cansancio y la fatiga.

La vitamina B5 (ácido pantoténico) favorece el rendimiento mental.

Las vitaminas B1, B2, B3 (niacina), B6, ácido pantoténico, B12 y biotina son importantes para el metabolismo energético.

Las vitaminas B1, B3, B6, B12, la biotina y el ácido fólico favorecen la psique y los nervios. Además, la vitamina B6, el ácido fólico y la vitamina B12 contribuyen al metabolismo normal de la homocisteína.

Alimentos que contienen vitaminas B: cereales, legumbres, setas.

 

Vitamina C

La vitamina C también es esencial para los niños.

La vitamina C refuerza el sistema inmunitario, pero también los nervios y la psique.

La vitamina C protege las células contra el estrés oxidativo y reduce el agotamiento y la fatiga.

La vitamina C es importante para la formación de colágeno y contribuye a la salud de la piel.

Alimentos que contienen vitamina C: col, brócoli, espinacas, cítricos, grosellas.

 

Omega-3

Una ingesta diaria de ácidos grasos omega-3 puede reducir la respuesta alérgica de los bebés a ciertos alérgenos.

Incluso durante el embarazo, la suplementación regular de aceite de pescado de la madre puede tener un efecto inmunomodulador en el niño.

La reducción de la ingesta de ácidos grasos omega-6 y el aumento de la ingesta de ácidos grasos omega-3 antiinflamatorios desempeñan un papel protector contra las enfermedades alérgicas en los niños.

Especialmente si ambos padres son alérgicos, los ácidos grasos omega-3 son de gran importancia para la prevención.

Los ácidos grasos omega-3 más importantes son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), que se encuentran en muchos pescados.

El EPA es importante para el funcionamiento normal del corazón y el DHA contribuye al desarrollo normal de los ojos y el cerebro.

Alimentos que contienen omega-3: aceites como el de linaza, el de nuez y el de canola.

 

Probióticos

Los niños, sobre todo los que no tienen una dieta equilibrada, suelen sufrir problemas intestinales, por lo que es muy importante un aporte específico de cultivos bacterianos.

Restablecen el equilibrio de la flora intestinal y alivian las molestias estomacales, la diarrea y el estreñimiento.

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